miércoles, 28 de septiembre de 2011

Continentes perdidos

Entre muchos de los mitos creados por el hombre están los de los continentes perdidos. Estos se refieren a cataclismos espantosos y al aniquilamiento de razas completas, que habían desarrollado civilizaciones avanzadas.

Si hablamos de continentes perdidos, el primero que a la gran mayoría le viene a la cabeza es la Atlántida, el legendario continente desaparecido en el fondo del mar del que se hizo eco en sus escritos el filósofo griego Platón. [P]ero lo cierto es que en diferentes culturas han existido otros continentes p[e]rdidos, estando entre los más conocidos Mu, el continente que se cree que los Mayas situaron en el océa[n]o Pacífico. Pero de todos estos continentes desaparecidos, sólo uno fue nombrado a partir de una hipóte[s]is científica: Lemuria.

En 1860, William Thomas Blanford, un geólog[o] y naturalista inglés, encontró similitudes entre los tipos de rocas presentes en el Sur de África y en el Sur de la India. Las rocas correspondientes al Pérmico [e]ran prácticamente idénticas en ambos continentes alejados por más de de 5.000 km. Después de mucho pensar al respecto, teorizó sobre la posible existencia de un desaparecido puente de tierra que u[n]iera ambos continentes.

Por aquellas fechas, el biólogo darwinista Ernst Heinrich Haeckel andaba buscando una explicación a la presencia de lémures de similares características [t]anto en Madagascar como en Asia. Al enterarse de la teoría de Blanford, la tomó como explicación de cómo dos especies tan similares evolutivamente estaban tan lejos en el espacio. Cuatro años más tarde de la primera teoría de Blanford, el zoólogo Philip Lutley Sclater sugirió el nombre de Lemuria para este hipotético p[u]ente de tierra entre ambos continentes, nombre que mantuvo durante el paso de los años.

La teoría de Blanford, Haeckel y Sclater explicaba co[m]o este puente de tierra habría sido un antiguo continente que por los efectos de terremotos y otros desastres naturales había terminado sumergido bajo las aguas de los oc[é]anos. Con ello conseguían explicar las similitudes geológicas, así como teorizaban sobre la existencia de un antecesor de los lémures de Madagascar y Asia que habría poblado e[s]te continente perdido, manteniendo como válida la Teoría de la Evolución de Darwin.

Con el comienzo del siglo XX, Alfred Wegener [h]abló por primera vez de la posible existencia de un antiguo supercontinente, Pangea (formulando la Teoría de la deriva continental). Pocos años más tarde se pr[o]puso la Teoría de expansión del fondo oceánico, lo que unido a la existencia de Pangea terminaría desembocando en la Teoría de Placas Tectónicas. Esta teo[r]ía sería rápidamente aceptada por la comunidad científica a finales de la década de los 50 y comienzos de la década de los 60, con lo que Lemuria caía en el olvido para la ciencia.

Y en el olvido se habría mantenido Lemuria de no ser porqu[e] para entonces, el misticismo que se había creado en la India en torno a este supuesto continente provocó que aún a día de hoy se siga teorizando [s]obre él. En 1875 (tan sólo 15 años después de la propuesta de Blanford), Madame Blavatsky reveló el libro de Dzyan, en el cuál había gran cantidad de nuevos mitos supuestamente rescatados de los anales de la historia.

Por supuesto, toda mitología ha ido reforzándose con el paso [de] los años con cualquier avance de la ciencia aplicable, e incluso cada vez son más los que identifican a este continente con Mu, el continente perdido de los Mayas, situándolo en el océano Pacífico, con el único fin de dar sentido a un continente que la ciencia creó para intentar explicar la evolución, y que resultó no ser la respuesta correcta.

El continente de Mu, era una inmensa llanura de clima tropica[l] y vegetación exuberante que, según algunas creencias, habría existido y desaparecido en el océano Pacífico, relacionado a menudo o confundido con la Atlántida o Lemuria. Muchos esotéricos sostienen que Mu [e]s la misma Lemuria, sin embargo la historia original de ambos continentes vienen de diferentes fuentes y su ubicación es distinta por lo que no hay uniformidad en el sentido de [s]i estamos hablando del mismo continente o de otro.

A mediados del siglo XIX, el anticuario Augustus Le Plongeon, utilizando un sistema de traducción de textos Mayas usado por Diego de Landa, nos contaba la historia de un gran continente en el Pacífico llamado Mu donde vivía una civilización de mucha sabiduría cuyos últimos descendientes habían enseñado toda la ciencia y sabiduría a los Aztecas, Mayas e Incas. Poco después y al otro lado del Pacífico, James Churchward, coronel británico retirado [que] había servido en los Lanceros de Bengala, en la India. Mientras trabajaba en una campaña contra el hambre, dijo Churchward, conoció a un rishi, o sumo sacerdote indio, que tenía en su poder una biblioteca de tablillas de piedra escritas en naacal, la lengua nativa de Mu.

Según la [t]oría de Churchward, fundada en las tablillas naacal y en las tradiciones orales de las islas del Pacífico y de partes de Am[é]rica Central y del Sur, los primeros seres humanos tuvieron su origen en Mu. Su ciencia, incluida la capacidad de manipular la gravedad, había avanzado mucho más que la actual. Pero, hac[e] aproximadamente doce mil años, se produjo [l]a tragedia en forma de una explosión catastrófica de gas. A consecuencia de ella, el continente de Mu se sumergió en el océano Pacífico. Lo único que quedó de una masa de tierra de ocho mil kilómetros de longitu[d] por cinco mil de anchura fueron las [i]slas desparramadas que sobrevivieron sobre las aguas. Los grandes e inexplicables restos encontrados en varias islas del Pacífico y las grandes estatuas de cabezas en la Isla de Pascua (los moáis) no pudieron ser construidos por la fuerza humana disponible en unas islas de población limitada como las actuales. También hay que observar que los hawaianos indígenas tod[a]vía llaman Mu al continente perdido.

2 comentarios:

  1. Mai havia escoltat res d'aquest continent! Per lo que diu a nes final, pareix que també devia ser un volcá.

    Per altre banda estic totalment segura de que hi ha hagut civilitzacions molt més evolucionades que noltros, tal vegada no tecnològicament, peró segurament sabien molt més que noltros de ciencia, astrología, etc.

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  2. "Madame Blavatsky reveló el libro de Dzyan, en el cuál había gran cantidad de nuevos mitos supuestamente rescatados de los anales de la historia."

    Helena Blavatsky ens va deixar innombrables seguidors i ensenyaments sobre la saviesa antiga i mística, i és potser la dona més brillant de tots els temps en matèria d'ocultisme, metafísica, Teosofia, parapsicologia, esoterisme, entre d'altres temes de la mateixa índole.

    Haurem de pegar una ullada a la seva bibliografia.

    Sens dubte, en el transcurs de la història, hem anat perdent gran part de la saviesa que tenien els nostres avantpassats.

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