Smart Cities (o Ciudades Inteligentes)

Aunque puede no haber una definición exacta, podemos definir las Smart Cities como aquellas ciudades que aplican las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la propia ciudad, con el objetivo de proveerla de una infraestructura que intente garantizar un desarrollo sostenible, un incremento de la calidad de vida de sus ciudadanos, una mayor eficiencia de sus recursos (humanos, energéticos, etc.). En realidad en algunas webs, buscando información, se incluye en la definición que las Smart Cities inducen a una mejor participación ciudadana, pero prefiero ahorrármelo.

Como decía, si bien las Smart Cities no están relacionadas directamente a una o varias tecnologías determinadas, si que están directamente relacionadas con aquellas tecnologías que permiten generar datos con referencia a la ciudad y también interactuar con sus elementos, como son las redes de sensores.

A nivel popular, se entienden como una ciudad comprometida con su entorno, con elementos arquitectónicos de vanguardia, y donde las infraestructuras están dotadas de las soluciones tecnológicas más avanzadas para facilitar la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, haciendo una vida más fácil. Los sectores más trabajados dentro de las Smart Cities son la energía, la movilidad y las infraestructuras.

¿Qué ventajas pueden aportar las smart cities a las instituciones públicas? Desde el punto de vista de los servicios municipales al ciudadano, la gestión automática y eficiente de las infraestructuras urbanas, aportan algunas ventajas evidentes: por un lado la reducción de gasto y por la otra la mejora de servicios, incluso de mejora de servicios concretos, para así poder ofrecer a la población las mejores soluciones a las deficiencias en los servicios.

En España, el top 5 de las ciudades “más integradas”, dentro del concepto de Smart Cities son: Málaga, Barcelona, Santander, Madrid y Donosti. Las “menos integradas” son Las Palmas de Gran Canaria, Badalona, Badajoz, Sabadell, Jerez de la Frontera, Alcorcón, Salamanca i Vigo.

En cuanto a mi opinión, actualmente dudo de la eficacia del funcionamiento en la aplicación de la tecnología a las ciudades. Veo el problema en que, aunque dotemos de medios a la ciudad, esos por si solos no garantizan que los problemas que detectan, se resuelvan. Porque son medios indicativos, por sí mismos no resuelven nada.

Un ejemplo muy claro y fácil; la ciudad de Madrid dispone de “x” estaciones que miden la contaminación del aire en diferentes puntos de la ciudad, la mayoría de días, sobretodo en épocas de más calor, en un alto porcentaje de estaciones nos encontramos en que los niveles de gases perjudiciales están por encima de los valores aconsejables. Entonces la pregunta es, ¿qué medidas se llevan a cabo para evitar que no se den esos niveles perjudiciales? Y la respuesta es: ninguna medida.

Por tanto, la conclusión final que puedo sacar es que para que una Smart City funcione debe existir un sólido compromiso con las administraciones públicas o sino es seguir haciendo rayas en el agua.