Atendiendo a la relación consecuente entre adaptabilidad y diversidad, una de las Eras más significativas en cuanto a complejidad evolutiva animal y comportamiento social del planeta a lo largo de su historia fue el Mesozoico. Las condiciones climatológicas citadas en anteriores apartados, aludiendo a un medio ambiente favorable a la abundancia de recursos alimenticios, que intervinieron en el régimen metabólico de las especies huéspedes (especialmente en el grupo Reptilia) y un contexto idóneo de competencia debido a la constante evolución física y psicosocial condicionado por el rasgo intrínseco de supervivencia de las especies en un entorno hostil, favorecieron un marco ideal para la diversificación en calidad de caracteres anatómicos distinguidos por su rareza y singularidad y comportamientos sociales caracterizados por poseer peculiaridades en torno a ambientes gregarios perfectamente jerarquizados en cuestiones como la caza o la migración de grandes manadas de animales.
Una de las adaptaciones evolutivas anatómicas más interesantes fue la aparición en varias familias del clado vertebrado Dinosauria de una prolongación dorsal en forma de aleta o vela. Esta adaptación no se trataba de un rasgo inédito en el mundo animal, ya que durante el Pérmico, el género Dimetrodon de la clase Synapsida ya poseía dicha característica fisiológica. Esta aleta estaría conformada por vasos sanguíneos, tejidos celulares y piel que permitía al Dimetrodon regular su temperatura corporal a través de dicha superficie de gran eficacia para el calentamiento y enfriamiento de la estructura anatómica del pelicosaurio y cuyo rasgo social era de importancia en la época de cortejo.
Uno de los grandes y más célebres representantes de dicha adaptabilidad en la Era Mesozoica fue el Spinosaurus aegyptiacus, un enorme género de Dinosauria terópodo que habitó en el periodo Cretácico en el actual África. En este caso, se trataba de la consolidación de espinas vertebrales sobre su dorso que le facilitó la labor de disipación de calor y maniobrabilidad y agilidad en un ecosistema acuático. La estructura ósea del cráneo y mandíbula, muy alargada conformando un potente sistema de captura de presas resbaladizas y el dote de unas extremidades anteriores suficientemente potentes para permitir al Spinosaurus aegyptiacus mantenerse en varias ocasiones en una postura cuadrúpeda complementaron las características más llamativas del género, permitieron deducir que se trataba de un animal mayoritariamente piscívoro.
Recreación de un Spinosaurus aegyptiacus. Fuente: dinos-jc.4t.com
Otras de las adaptaciones más interesantes se pueden relacionar con el dominio de varias especies de Reptilia de los ecosistemas acuático y aéreo. El Pterosaurio se trataba de un reptil volador que vivió desde mediados del Triásico hasta finales del Cretácico. Su estructura anatómica presentaba un cuerpo relativamente pequeño, una fusión de los huesos de la cadera y una membrana que se soportaba con la ayuda de un cuarto dedo muy alargado y un pterioide en el antebrazo. Las evidencias de fósiles próximos a lagos y entornos fluviales y esqueletos de peces en sus estómagos posibilitaron la labor de deducir que se trataba de un animal piscívoro con una caza similar al de las aves actuales. Su tamaño oscilaba éntrelos 0,5 metros de envergadura alar hasta los 15 o 17 metros de algunas especies de Quetzalcoatlus. Por otro lado, en un ecosistema acuático, un importante grupo representativo fueron los Sauropterigios. Se trataban de reptiles con una gran gama de diversidades anatómicas que abarcaban formas y apariencias similares al de las lagartijas, cocodrilos y ballenas actuales que habitaron la Tierra al principio del Mesozocio. Esta gran rama se trataba de una especie de gran adaptabilidad al medio acuático, aunque sus relaciones evolutivas aún no están claras. Su posterior diversificación en Notosaurios, con un rasgo y comportamiento más anfibio, y Elasmosaurios o Pistosauriosque se caracterizaban por poseer extremidades cortas que funcionaban como aletas y una masa corporal que se aproximaba a las 20 toneladas reflejaron el ambiente de gran ramificación en cuestión de adaptabilidad y supervivencia que caracterizaba a la Era Mesozoica.
Recreación de un Elasmosaurio. Fuente: dinoteam.org
El comportamiento social también acentuó el carácter evolutivo de las especies mesozoicas, especialmente en clases de herbívoros. Bien cabe señalar el comportamiento gregario de algunas especies de Dinosauria cuya finalidad principal en algunas ocasiones residía en agrupar un clan de arrastre sólido y compacto ante agresiones externas o simplemente un objetivo de cortejo y reproducción en períodos específicos durante la estación de apareamiento. La caracterización y la estructuración de las manadas se definían según la necesidad de los individuos que las componían. En el caso de ataque externo en el desplazamiento de la manada, los individuos de las especies generalmente de gran tamaño formaban falanges en los flancos del grupo de arrastre, en cuyo centro que encontraban los individuos jóvenes y por lo tanto, menos inmunes al ataque de un depredador. Este comportamiento se puede verificar en las icnitias halladas en algunas especies de saurópodos diplodócidos como los Apatosaurus o los Diplodocus, aunque la formación de cohortes sólidas no se trataba del único mecanismo defensivo ante ataque externo, sino que la variación de la postura defensiva dependía del grado de adaptabilidad anatómica de cada especie, demostrando así que grandes herbívoros como el Triceratops, el Estegosaurus o el Euplocephalus resultaban adversarios de enorme dificultad para los depredadores carnívoros al complementar un fuerte temperamento con la adquisición de estructuras óseas capaces de herir mortalmente al atacante. Por otro lado, en el caso de la alimentación, las manadas de herbívoros se segmentaban en pequeños grupos según la edad y el tamaño, resolviendo problemas derivados del aporte energético y la existencia de recursos en las zonas en las que la manada migraba. Un caso similar ocurría con manadas de especies depredadoras, segmentando zonas de caza según la jerarquía social de los individuos dentro del grupo y marcando pautas de captura de presas similares a la de los mamíferos actuales. Destacan especialmente las subfamilias de la familia Dromaeosauridae, entre las que se encuentran especies célebres como el Deinonychus o el Velociraptor.
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